

News Press Service.
Por Elías Prieto Rojas
Millones de individuos a diario deambulan por el mundo y todos viajan con la idea fundamental de realizarse como personas. Pero, e independiente de su condición, cada mortal al hacer inventario de su propia vida, se expresa de acuerdo con sus victorias y fracasos.
Esas emociones, sentimientos, razones, causas y consecuencias, por siempre, acompañarán su canto. Hasta que se muera…
De carnaval luce su mejor traje y para el error los personajes se visten de vagabundos.
Sin embargo, así como triunfa, en la derrota también el varón recuerda, pues vive con esas enseñanzas. Es su experiencia que, junto con el conocimiento, son los valores centrales de la existencia…
Y entonces flota en el ambiente la ardentía, o cierta filosofía; después de todo algunos bailan y otros, lloran.

Ahora mismo una de las notas que producen exquisita música es la amistad.
Amistad: valor sublime que enriquece porque permite sociabilidad, comunicación, compromiso, solidaridad; enaltece a quienes la predican y a quienes la ponen en práctica.
Un cantante brasilero, Roberto Carlos escribió sobre el tema y su canción pegó en los cinco continentes. Yo Sólo Quiero (Un millón de amigos) … y así más fuerte poder cantar… quiero amor en esta vida, sentir calor, llorar, pero de contento… y entonces José Luis Rodríguez, “El Puma”, otro brillante compositor de nacionalidad venezolana nos deleita también con una de las canciones que producen alegría, felicidad, vida y que nos hace reflexionar de la palabra y de lo que significa…
Amistad.
(Pura música):
“Los amigos, así como tú como yo de toda la vida pocas veces se ven como tú como yo y nunca se olvidan hoy regreso hasta aquí y sin querer me cruzo contigo me da gusto decirlo en esta tierra vive un amigo”
… sniff…
Y podemos seguir narrando la historia de aquellos amigos que crecieron con cada uno de nosotros; en la infancia, quienes nos aconsejaron, (muy pocos, pero ahí vamos). Y además en el trasegar de la fiesta y de la tristeza: en el camino también encontramos amigos.
Y que están en medio de nosotros, es verdad; no todo está perdido.
En las redes sociales, por estos días apareció una noticia sobre las bibliotecas humanas. La nota dice que en más de cincuenta países siguen vigentes. Y cada vez son más solicitadas y concurridas.
En cualquier parque de alguna ciudad alguien se sienta y espera y permanece atento. Tiene como misión dedicarle media hora al transeúnte que camina, que pasa por su lado, que se anima; al otro, para que no se sienta solo … Se escuchará al desconocido y sin ningún tipo de prejuicio. Los nombres de los anónimos –somos todos- se eligen de acuerdo al gusto: Comerciante, profesor, estudiante, artista, barítono, papá, intruso; cada quien elige su nombre. Y comienza el ser humano a contarle sus vivencias, sus dolores, sus quejas, sus lamentos, pero también sus alegrías, su fiesta, su carnaval, su historia… a la biblioteca humana…
Se acerca la navidad y el corazón está tiernito.
Ojalá haya, regalos para todos:
Tenemos sonrisas, buenas noticias, natilla, buñuelos, obleas, arequipe… y cada uno, a partir de este momento, se debe también convertir en una biblioteca humana.
Colombia y el mundo las necesita.
Viernes 22 de noviembre, 2024.