Libro de la Universidad La Gran Colombia

Documentos News Press Service
Por Fred Emiro Núñez Cruz
La Universidad La Gran Colombia con motivo de la celebración de los 70 años, lanzó el texto “Los Llanos del Meta y San Martín, en la Campaña Libertadora de la Nueva Granada, 1818-1819”, de la autoría del abogado-escritor Pedro Nel Pinzón Güiza.
El libro de la UGC, presenta temática y cronológicamente una de las etapas políticas, jurídicas e históricas más interesantes de los Llanos Orientales, fundamentadas en la recopilación de actas, registros, oficios e identificaciones del archivo de Francisco de Paula Santander, lo que hace necesario que el departamento del Meta y el municipio de San Martín, integren la Junta Nacional conmemorativa del Bicentenario de la Segunda Independencia Nacional en 2019.
En el documento histórico y prospectivo, el académico Marco Tulio Calderón Peñaloza, rector de la Universidad La Gran Colombia, en el prólogo de la obra, argumenta que con motivo de los 70 años de la UGC se inició “la edición de una colección de textos sobre los territorios con el fin de apropiar la esencia cultural, geográfica e histórica de la nación; especialmente, en las regiones donde la Universidad desea hacer expansión de su oferta educativa con el fin de apoyar la ampliación de la cobertura”.
El abogado Calderón Peñaloza plantea que, “en esta tarea, se ha tenido coincidencia con el escritor Pedro Nel Pinzón Güiza, jurista dedicado al estudio de los documentos históricos de los territorios, quien ha puesto en las manos de la institución una compilación sobre “los Llanos del Meta y San Martín en la Campaña Libertadora de la Nueva Granada, 1818-1819”, que sirve como carta de presentación de la Universidad en esta región donde pretende prestar un servicio de educación superior de calidad y asequible; pero, adicionalmente, consolidar la escritura del aporte llanero a la construcción de la libertad de la Nueva Granada, a partir del Estado de Casanare, el único donde la reconquista española no fue posible”.
“Tal como se afirma en el texto, en el que participa la Cámara de Comercio de Villavicencio, se busca recuperar “los derechos bicentenarios del Meta y San Martín en la formación de la República” y respaldar “la deuda moral del Estado Nacional con los territorios de los Llanos Orientales”, enfatiza el rector de la UGC.
En la presentación del libro, rotulado, “Llanos del Meta, Conector Geoestratégico”, el escritor e internacionalista Gerney Ríos González, relaciona el pasado, presente y futuro de la región a nivel nacional y global, articulando los tiempos a las realidades.
LLANOS DEL META, CONECTOR GEOESTRATÉGICO
Gerney Ríos González
“Los Llanos del Meta son considerados el corazón geopolítico y estratégico de Colombia, conectado hacía el norte con la región andina, al occidente prospecta la vocación Pacífico, al oriente es parte integral de la Orinoquia, y al sur, punto de partida al macrosistema amazónico. Es en esencia la bisagra proyectada a integrar a Colombia con el mundo, verbigracia, al noreste con el Escudo Guyanés y los ríos tributarios en dirección al mar Caribe-océano Atlántico.
El relieve de los Llanos del Meta y su entorno, presenta en conjunto accidentes geográficos, compuesto por bancos, médanos, galeras, planicies, mesas, y unas depresiones sutiles, denominadas estéreos y bajíos, muy bien interpretados por el novelista, abogado y maestro del Tolima Grande, José Eustasio Rivera en sus libros Tierra de Promisión -1921- y La Vorágine -1924- considerada la descripción perfecta de la selva.
El autor de La Vorágine, a propósito del apogeo cauchero a principios del siglo XX, como integrante de la Comisión Colombiana de Límites con Venezuela, acusó ante el ministro de Relaciones Exteriores a Julio Barrera, nefasto personaje, quien, en julio de 1910, vendió al “empresario” brasileño Miguel Pezil a 73 familias ancestrales de los Llanos del Meta, forzándolos a trabajar en el barracón de Naranjal en el costado siniestro del rio Negro. En su documento J. E. Rivera, narraba que “estos colombianos fueron tratados como esclavos, en los siringales de los ríos Padauirí, Memeni y Yurubaxí, y es voz pública que los apaleaban y que la mayor parte murió de hambre”. Denuncia de los atropellos sufridos por los pueblos originarios de la región.
En las tierras bajas, los indígenas guahibos, aprovechaban los recursos de los bosques de galería, los morichales, los esteros-lagunas y las sabanas, recolectando los frutos de palma y cazando peces y tortugas de los afluentes. En las selvas del Alto Guaviare, Ariari y Guayabero, culturalmente similares a los guahibos, se encontraban los indios mitúas, verdaderos catires. Los Achaguas de la familia lingüística arawak, ejercían soberanía en ricos ríos para la pesca y eran oportunos en la caza de tortugas y cuadrúpedos, desde Casanare hasta Barinas, Barraguán y las planicies de Apure en Venezuela, extendían su influencia en los linderos con los grupos sálivas a lo largo de los torrentes hídricos del Guaviare, Meta, Orinoco y Vichada; en sus entornos sembraban calabaza, frijol, maíz, ñame, papa-dulce y yuca.
Los nativos de los Llanos del Meta, integrados por los achaguas, betoyes, giraras, guayupes, saes, sálivas y tunebos, que habitaban el piedemonte debido a la infertilidad de la tierra en la articulación orinocence, fueron penetrados por teutones-germanos e hispanos a mediados del siglo XVI, quienes venían en busca del Dorado.
Con la aparición de las primeras expediciones europeas conducidas por Georg von Speyer en 1534 y Nikolaus von Federman en 1536, comenzó un proceso de dinamización económica y dominio geocultural, producto de la socialización del concepto de la existencia de inconmensurables riquezas al este de la región andina, la cual motivó igualmente, que los conquistadores españoles conducidos por Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Santa Fe de Bogotá, irrumpieran en los Llanos del Meta en el año 1569 al mando de 333 soldados y 1500 aborígenes, inclusión concluida en 1572 en un estruendoso fracaso al perecer 329 hispanos y 1496 nativos.
Los peninsulares en una operación envolvente trataron con Juan de Avellaneda de establecer la encomienda, en San Juan de los Llanos en 1556, ciudad donde fracasó la misma, lo cual si salió avante al norte del rio Meta en Santiago de las Atalayas a consecuencia de los aluviones de oro en el rio Ariari y la cordial relación con los autóctonos, paralelo a una economía pecuaria y minera que permitió a los Llanos del Meta relacionarse con los centros de poder en los Andes.
La anterior estructura prosperó por décadas en la localidad de San Martín, convertida en el epicentro de los pobladores no indígenas y que establecería una industria pecuaria identificada primordialmente con el conjunto de animales de cuatro patas para su explotación, como las vacas (porcino), las cabras (caprino), y los caballos (equino), haciéndola favorable a la transformación del piedemonte llanero. Semovientes del bos taurus, lechero y de carne, incorporados por los conquistadores españoles en 1525 por Rodrigo de Bastidas a Santa Marta y que Alonso Luis de Lugo, llevó al interior entre 1542 y 1543. De esta ganadería parten las razas criollas casanareño y sanmartineño, referentes del cuadrante de la llaneridad: bovino, caballo, llano y vaquero, forjadores del folclor y cultura auténtica. Algunos sostienen que los alemanes Jorge de Espira y Nicolás de Federman de la casa Welser, fueron los pioneros en introducir bovinos en la década de 1530, propiciando un desarrollo geosocioeconómico de los Llanos del Meta.
En Los Llanos de San Juan y San Martín, están ubicados los departamentos del Meta (85.635) y el Vichada (100.242), con una extensión de 185.877 kilómetros cuadrados e integran la Orinoquia, constituyendo la frontera internacional colombo-venezolana con una superficie de 345.555 kilómetros cuadrados, esencia de la Amazonia, cohesionadora de los Andes y el Caribe-Atlántico; sus aires puros descontaminan las principales ciudades de Colombia y el mundo.
El Meta deriva su nombre del rio, sus aguas recorren el norte del departamento. El afluente tiene la denominación por un negocio y hacienda con éste rótulo situado en sus márgenes. El conquistador Diego de Ordaz, bautizó al torrente cuando llegó a la confluencia del rio Meta con el Orinoco y escuchó a los indígenas la historia sobre el rey Meta, que vivía aguas arriba y tenía mucho oro. Entonces pasó de llamarse Bajacá a Meta.
La riqueza de los Llanos del Meta es sinónimo de violencia y corrupción, sus tierras propicias para el desarrollo del sector primario de la economía, permiten referenciar que desde 1905 empezó a construirse la “fase costeña de la historia” hasta el 2004 cuando seaprobó el nuevo modelo de contratación del “oro negro” se ha insistido que los resultados parecen buenos. No obstante, una serie de vicisitudes sociales de miseria, desfiguran las cifras de las inversiones y gastos en la industria y sus manipuladas cifras. Los números no hablan, pero lo dicen todo, y para las verdades el tiempo.
A partir del Decreto 34 de 1905 por el cual el gobierno nacional autorizaba privilegios para construir canales, explotar ríos y canteras, depósitos de asfalto y aceites minerales hasta el Decreto 1760 de 2003 que creó la Agencia Nacional de Hidrocarburos, han desfilado diferentes modalidades de aprovechamiento y una cantidad de normas que favorecen supuestamente al Estado por un lado y a particulares por el otro, que dejan satisfechas a las partes más no así a los ambientalistas, ecologistas y a nuestros indígenas y a quienes reclamamos que el petróleo es como la sangre de los humanos y su explotación – exploración –sustracción es la perdición-prostitución-corrupción.
En 1983 se descubrió el yacimiento de Caño Limón en Arauca, con 1.500 millones de barriles, pasando de ser importadores a nación exportadora de crudo. Desde entonces pedimos en diferentes foros académicos, artículos y libros, el establecimiento de refinerías en los Llanos del Meta, en donde conocíamos de la gran cantidad de pozos perforados y mimetizados por las compañías transnacionales, visualizando el desabastecimiento y un futuro con un producto mejor pagado. De un día a otro, aparecieron buldóceres, motoniveladoras, barcazas, grúas, volquetas y cientos de personas ajenos a la región que construyeron instalaciones de producción PF1 y PF2, usadas para el tratamiento y almacenamiento del crudo. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Coincidencias.
En lugar de una refinería que transportara la gasolina a los centros de consumo prefirieron construir un oleoducto de 777 kilómetros con llegada a Coveñas que le dio empleo a 5.555 hombres. De allí una parte es refinada en islas del Caribe y pasa a Cartagena, que no tiene petróleo, pero tiene poder y tubo. El micro-argumento, que una refinería en los Llanos Orientales no es viable, sin embargo, se gastaran 7.777 millones de dólares en la modernización de las existentes.
En el foro, Importancia del Petróleo en el Meta, organizado por la Fundación Centro Andino de Estudios con la activa participación de las universidades La Gran Colombia, Militar Nueva Granada y del Meta, con ponencias presentadas por Horacio Gómez Aristízabal y Rafael Mojica García, recordábamos que fue Sergio Convers Codazzi, terrateniente de los Llanos del Meta, el primero en contratar a la compañía Engineering Exporting Company con el fin de determinar la existencia real de petróleo en el Meta, lo cual desencadenó la solución del pleito de los comuneros de Apiay que terminó con un fallo en 1940 del Tribunal Superior de Bogotá, que declaró como patrimonio de la nación la mayoría de estas ricas tierras. La Shell de Colombia explora en el caserío de Castilla la Nueva. En 1947 perfora el primer pozo “San Martín 1” y “Loma de Chichimene”. En 1969 taladra el pozo “Chichimene 1” que inicia producción en1977. Chevron y Ecopetrol firman un contrato de asociación en Cubarral y en 1988 se perfora el pozo Castilla-Norte 1, campo explotado en su totalidad por Ecopetrol. En 1981 se taladra el histórico Apiay 1, en 1985 el Suria, en 1987 el Reforma-La Libertad y en 2004 el pozo Rubiales 1 que destapará la producción en el departamento del Meta. En el 2010 el departamento del Meta producía el 41 por ciento del total de petróleo de Colombia.
Los Llanos Orientales se convirtieron en el epicentro de la observancia económica de los visionarios colombianos. El petróleo y la agricultura industrializada son la esencia. De este dúo se reclama el bienestar para la población que allí labora, pero no se cumple. No hay explicación lógica que a los trabajadores de las plantaciones de palmas aceiteras se les manipule para ser objeto de burla de las prestaciones sociales y explotación económica.
El Meta estructurará estrategias para desarrollar sus vocaciones geoeconómicas, logísticas y estratégicas para conectarse con realidades de cara al futuro que deben incorporarse en sus planes de desarrollo con obras esenciales. El Meta contribuye con el 11.1 por ciento del Producto Interno Bruto. Por compensación se les debe favorecer con la cobertura total en primaria, secundaria y educación superior, salud integral , cuatro hospitales de nivel tres en Villavicencio, un hospital de nivel tres en Granada, agua potable para todos los municipios, con acueducto y alcantarillado modernos , construir refinerías, carretera de 4 carriles de Acacías-Bogotá, doble calzada Villavicencio-Puerto Gaitán, carretera 4 carriles Granada-San José del Guaviare, carretera Puerto Inírida-Puerto Carreño—San José del Guaviare, carretera 4 carriles Villavicencio-Cali-Buenaventura, ferrocarril Bogotá-Villavicencio-Puerto Gaitán-Puerto Carreño, navegabilidad del río Meta, aeropuerto internacional, construcción de centros administrativos en las principales ciudades del departamento del Meta y construcción de vasos comunicantes para viabilizar las vocaciones geopolíticas que se plantean a continuación:
Llanos del Meta y Orinoquia en la perspectiva Caribe-Atlántico
Desde tiempos prehispánicos los pueblos originarios que habitaban los Llanos del Meta, constituían los vasos comunicantes de la amazonia, orinoquia, escudo guyanés, mar Caribe-océano Atlántico y los Andes. La bisagra, el departamento del Meta con sus 85.635 kilómetros cuadrados que comprende las tierras del piedemonte de la cordillera oriental y las espectaculares sabanas entre los afluentes del Meta al norte y el rio Guaviare hacia el sur hasta el lindero con el Vichada. Las venas y arterias, sinónimo de vida, riqueza e integración son las corrientes del Ariari, Cabra, Cafre, Caney, Central, Duda, Guacavia, Guataquía, Guayuriba, Guayabero, Guéjar, Guaduas, Guape, Guapacha, Guarrojo, Guamal, Losada, Melúa, Manacacías, Mapiripan, Muco, Meta, Metica, Negro, Ocoa, Ovejas, Planas, Tillavá, Tillavo, Tomo, Yucao y Upía.
Los colectivos humanos en la serranía de La Macarena y los ríos Meta, Guayabero y Ariari, datan hace más de 7.000 años, rutamigratoria que enlazaba las vocaciones y poblaciones amazónicas, andinas, orinocences con el mar Caribe, océano Atlántico, asociados con las vías naturales desde las Antillas por el brazo del Casiquiare en Venezuela, integrador de las aguas del Orinoco con el rio Negro en su punto limítrofe con territorio colombiano. Según el jurista gran colombiano, Marco Tulio Calderón Peñaloza, fue utilizado por autoridades españolas de la época y expedicionarios para transitar entre la Orinoquia, el Casanare y las áreas occidentales de la amazonia. Una comisión venezolana usó el Casiquiare para autenticar la existencia y viabilidad de la interconexión Amazonia-Orinoquia-Escudo Guyanés y el Caribe-Atlántico, correspondiente al desplazamiento de los polvos del desierto del Sahara.
La consolidación de la “vocación caribe” por parte de Colombia, introduciría una dinámica especial a la utilización de la red hídrica Meta-Orinoco-Amazonas, creando un eje de desarrollo vital y autónomo para el área oriental de la región.
Basta un ejemplo para resaltar la importancia de la utilización, no ya de la mencionada red sino de uno cualquiera de sus vectores. Refiere a la posibilidad de unir el complejo industrial de la capital Bogotá-Villavicencio con el centro manufacturero de la Guyana venezolana y los dos con el Atlántico, a través de la desembocadura del eje Meta- Orinoco.
Si se construye un ferrocarril desde Bogotá hasta la región donde se inicia la navegación en el río Meta, se genera un eje de transporte e intercambio de bienes, Bogotá – río Meta – Puerto Carreño – río Orinoco – Puerto Ordaz – Bocas del Orinoco – Océano Atlántico.
El proyecto de rescate del río Meta hacia Venezuela para salir al Atlántico y desde allí conectar a los mercados del Viejo Mundo, no es nuevo. Los gobiernos regionales han tratado de convencer al ejecutivo nacional de la urgente necesidad de abocar un trabajo de navegabilidad de este afluente a partir de Villavicencio y zonas aledañas. Hay varias corporaciones interesadas en este programa.
El caudal fue descubierto en 1531, por Diego de Ordaz, militar y conquistador español, quien, nombrado Adelantado y Capitán general por el emperador Carlos V, buscó El Dorado en la región del Orinoco y el primero en remontar el curso de este río. Fracasada la expedición, regresó a España, pero murió en la travesía. El Meta está formado por varios ríos de la cordillera oriental y es parte de la frontera con Venezuela, una extensión de 1.200 Km, tributario del Orinoco.
Horacio Gómez Aristizabal, presidente de la Academia Hispanoamericana de Letras y Rafael Mojica García, realizaron el recorrido a lo largo del río Meta hasta la desembocadura del Orinoco, encontrando la viabilidad de un proyecto turístico y movimiento de carga del interior del país hacia Venezuela y luego al Océano Atlántico con destino a los mercados de la Liga Árabe, Europa y África.
Se trata de una interconexión vial, sustentada en el corredor multimodal de transporte para mejorar el intercambio de las relaciones comerciales con el vecino país; el propósito es salir por el río Meta al mar Caribe-océano Atlántico con carga de exportación y fomentar el ecoturismo fluvial, mejorando el grado de vida de campesinos e indígenas de vastas regiones en los Llanos Orientales.
Es un programa de acciones a largo plazo, haciendo del río Meta una arteria navegable con cargueros capaces de movilizar más de cinco millones de toneladas anuales entre Buenaventura y Puerto Ordaz, territorio venezolano. Este proyecto puede desarrollarse en tres etapas y durante tres lustros.
En el primer tramo el Estado tendrá la responsabilidad de la obra construyendo tres muelles en zonas agrarias, La Banqueta, Puerto Carreño y Cabuyaro. Se trata de encauzar con alta tecnología un trayecto de 120 kilómetros del río Meta; comprende además la construcción de la carretera entre La Banqueta, Puerto López, Puerto Gaitán, con una extensión de 24 kilómetros. En el pasado este tramo no cobró mayor importancia, pues estaba abandonado por considerarse de uso terciario; con el proyecto de recuperación del río para integrar a Colombia a los mercados mundiales, será carretera de importancia geologística y estratégica.
En concreto, el plan río Meta comprende una integración del Pacífico colombiano con las bocas del Orinoco-Océano Atlántico venezolano; ambos gobiernos se integrarán en esta obra, respaldada con una moderna red de carreteras desde Buenaventura hasta Puerto López; allí arranca el transporte fluvial por la trascendental vía acuática.
La unión de vocaciones está siempre presente en la mente de los pueblos, nuestro ideal, conectar el Pacífico colombiano con la Orinoquia venezolana, en una longitud de 1.492 kilómetros entre Buenaventura y Puerto Carreño, capital de Vichada, segundo departamento más grande de Colombia; vía vinculante de la región andina.
Obvia e impresionante la factibilidad de intercambio y transporte, entre el área de Puerto Ordaz y Ciudad Bolívar con la zona industrial del centro de Colombia, también con el resto del mundo, en especial la costa este americana, los grandes puertos europeos y Tánger, en Marruecos.
El Meta posee la clave de integración futura de la vocación andina en el caribe y pacífico: El Canal Interoceánico. Fundamentales en este punto son las realidades y prospecciones siguientes:
- El Canal de Panamá – inicialmente colombiano -, es una vía interoceánica en proceso decadente.
- El eje económico comercial mundial se ubica en el Pacífico.
- Proyectado un nuevo canal en el Estrecho de KRA, vía eje intercontinental, haría menos operativos los canales de Panamá y Suez.
Consecuentemente, al construir Colombia su canal, estará a tono con las nuevas realidades geopolíticas del Pacífico y será una vez más el eje interoceánico central de esta parte del globo, coadyuvando a la integración de intereses del país en el Caribe y Mar de Balboa.
El Canal Interoceánico de Colombia sería factor cooperante para la realización de las vocaciones Caribe y Pacífico de la Comunidad Suramericana de Naciones e incrementaría en forma ostensible la importancia de los países firmantes del Acuerdo de Cartagena en las transacciones comerciales de la Cuenca del Pacífico y las desarrolladas entre Europa, África, Liga Árabe y este océano.
El comercio es instrumento poderoso de crecimiento que genera beneficio para los países participantes. Es juego de suma distinta a cero, en la cual se dan situaciones tipo gana-gana. Esencial para enfrentar los retos propios de los TLC es poner en funcionamiento los puertos de Tarená en el Caribe, Tribugá en el Pacífico y la navegabilidad del rio Meta, unidos a través de una línea férrea, construyendo un nuevo futuro para el país.
La colonización amazónica que parte de los Llanos del Meta, no resuelve per se los problemas del campo colombiano, ni disminuye en el mediano plazo, la tendencia a la concentración poblacional en las ciudades. Los costos sociales los llevan colonos e indígenas, ancestrales pobladores que ven desbastadas sus tierras. Verbigracia, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) aseguró que durante los primeros tres meses del 2020 fueron arrasadas por la economía subterránea 75 mil hectáreas, 19 mil más que en el 2019, cuando llegó a 56 mil hectáreas, según Monitoring of the Andean Amazon Project. Además, a julio de 2020, los departamentos con la mayor tasa de devastación fueron Caquetá (26.000 ha), Meta (23.000 ha) y Guaviare (18.500 ha).
Asimismo, las extensiones amparadas fueron taladas por las motosierras y la quema manipulada. El Parque Nacional Natural Tinigua (5.555 ha) y el Parque Nacional Natural La Macarena (1.455 ha) azotadas por las manos criminales. A partir del 2015, Tinigua, sufrió los embates por la rápida tala a sus valores objeto de conservación, sumada a la permanente ocupación, incrementando la reducción de espacios; en los últimos 4 lustros, esta selva se redujo en 33.3 por ciento. La observación desde las alturas, llevó a considerar que son 300 kilómetros bajo el bosque que despejaron a cielo abierto en los primeros 100 días del covid-19 en el 2020, con apertura de lotes y fincas de distintas magnitudes.
El proceso aniquilador está sustentado en la coca y el oro, mientras en tiempo pasado fue la quina y el caucho: simultáneamente se explota la ganadería y el petróleo y no disminuye el tráfico de maderas y pieles. El gobierno colombiano carece de cifras definitivas sobre la destrucción de bosques, pero datos parciales arrojan un millón de hectáreas anuales, con un agregado, las extensiones resguardadas de los departamentos de Caquetá y Guaviare, el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, quedaron en la órbita de grupos al margen de la ley, catalizadores de la ganadería y sembrados de coca. En alusión a los semovientes, los números recolectados por la Fundación Centro Andino de Estudios y la Corporación Centro de Estudios Miguel Antonio Caro, reconocen 700.000 cabezas de ganado introducidas en el lustro comprendido entre2015-2020 en los municipios del entorno cercano de Chiribiquete, en donde 300.000 hectáreas fueron arrasadas. Por otra parte, los guardabosques encargados de proteger los parques Apaporis, La Paya, La Macarena, Picachos, Puré, y Tinigua, y las reservas naturales de Puinawai y Nukak, acabaron en la mira de facinerosos y obligados a abandonar sus lugares de trabajo.
Según la News Press Service, “Colombia es el líder global en luminosidad, el número uno en especies reconocidas de aves y orquídeas, el segundo más megadiverso del mundo por kilómetro cuadrado, con un acumulado de 58.111 variedades llenas de vida y color. Cuenta con dos mares-océanos y cinco vocaciones geopolíticas, megaecosistémicas, estratégicas e hidrológicas como son la amazonia, andina, caribe, orinoquia y pacífica, regiones que garantizarán la aplicabilidad de la geologística en beneficio de la humanidad en aspectos del suministro de agua potable, energía, alimentos, remedios, -Colombia cuenta con 7.777 variedades de plantas medicinales-, y la salud de los animales en perfecta concatenación con el hombre. La dinámica anterior lleva al “homo sapiens sapiens” ha cerciorarse de que los bosques, humedales, manglares, páramos y selvas gocen de perfecta salud, potencializando la capacidad de resiliencia de los seres vivos y prevenir pandemias, tipo el covid-19”. Los Llanos del Meta son los articuladores y conectores de lo precedente.
Llanos del Meta en la prospectiva Andina y Amazonia
Tendencia definida por varios elementos destacándose lo ecológico, geográfico, político, antropológico e histórico. Vocación confirmada con la proyección futurista, emergida de los intereses espaciales de la subregión en el siglo XXI.
La conectividad del cuadrante geopolítico dada por los ecosistemas de los Llanos del Meta, los Andes, la Amazonia y la Orinoquia, posibilita la dimensión geoestratégica del Área de Manejo Especial de la Macarena (AMEN), una de las regiones más valiosas del mundo y de salvaguardarla depende del equilibrio climático de Colombia y el orbe.
En el AMEN convergen las vocaciones amazónicas, andinas y orinocences, hábitat de 5.555 especies de flora y fauna, túnel natural de vientos húmedos con dirección a los andes y el Caribe-Atlántico. Esta región es el último corredor biológico con mayor área selvática que conecta y acciona los Andes con la Amazonia. Asimismo, integra el Camino de las Anacondas, espacio multinacional prospectado como una obra cultural y ecológica de diversos colores de las más inmensas de la Tierra.
El Área de Manejo Especial de la Macarena contiene ecosistemas de agua dulce, con zonas estables, una especial belleza, producto de los inmensos y rapidísimos caudales, pozos y cataratas prehistóricas de múltiples matices y olores. Sus montañas y sierras permiten percibir las huellas dejadas por aborígenes del siglo XVI, auténticos propietarios de estos terruños, sinónimo de vida.
Referentes geográficos
Dentro del factor geográfico cabe exaltar los elementos siguientes:
– Los ríos andinos y de los Llanos del Meta, alimentan significativamente el flujo hídrico del Amazonas.
– Amazonia y Orinoquia están integradas a través del canal natural Casiquiare situado en Venezuela, unido a su vez con el río Guaina en zona limítrofe con Colombia.
Ríos andinos tributarios del Amazonas
Si observamos desde la zona de límite común de Paraguay, Bolivia y Brasil, hasta el sitio de confín de Venezuela, Guyana y Brasil, encontramos que el inmenso arco de la frontera occidental de Brasil con la Comunidad Andina de Naciones está cruzado por un sinnúmero de ríos que tienen su origen en el Macizo de los Andes de la subregión y que van inequívocamente a alimentar el caudal del Amazonas.
Las aguas son originarias de los Andes, pero el río Amazonas y buena parte de la cuenca amazónica, formada por el caudal de diferentes ríos y los avatares de la historia, es brasilera. De Bolivia surgen los ríos Mamor, Beni y Guapore, que alimentan el río Madeira, gran tributario del Amazonas; del Perú fluyen el Purús, Jurúa, Javari, Ucayali y Huallaga, aparte del propio Amazonas que nace en la serranía peruana con el nombre de río Marañón; de Colombia aflora el Vaupés que alimenta el río Negro, así como los ríos Caquetá y Putumayo que tributan al Amazonas: y del Ecuador brotan el Napo, el Tigre, el Pastaza y el Morona.
Representatividad andina en la hoya amazónica: La hoya amazónica no es en su totalidad brasilera, porque una parte significativa de la cuenca yace en el territorio soberano de los países bolivarianos, como es el caso de Bolivia con sus regiones de los Llanos de Chiquitos, Guaraya, Mojos, Beni y Madre de Dios. En el Perú con los valles del río Ucayali y la región de Loreto. En Colombia los espacios de los ríos Guaviare, Apaporis, Caquetá y Putumayo. Y en Venezuela en el Cerro Marahuaca, donde se aprecia una evidente participación amazónica; en dicha área se encuentra el esencial brazo del Casiquiare.
Elementos históricos
A través de los anales históricos, son muchos los hechos que respaldan el interés de los países andinos, en la interconexión amazonia- Llanos del Meta-orinoquia.
– Los grupos que ostentaban el poder después de la desintegración de La Gran Colombia, concentrados en Popayán, Cartagena y Bogotá, concibieron el fomento y desarrollo por los ríos Meta, Negro y Orinoco, y le apostaron a La Macarena para producir carne bovina y exportar resinas de caucho, quina y madera, emprendimiento conectado con la navegabilidad del rio Meta que confluyó en un proyecto ubicado en La Uribe, considerado en su momento centro urbano por excelencia. Entonces, se prospectaron procesos productivos con empresas agroindustriales, dinamizados con la entrega de baldíos a personas privadas en espacios propiedad de los indígenas, que fueron expropiados por las misiones en los siglos XVI y XVII. De 1877 A 1886, el Estado otorgó a 55 desconocidos 377.777 hectáreas en los Llanos de San Juan y San Martín, actual Meta.
– La penetración desde Santa Fe a los Llanos del Meta con la construcción de una carretera en el entorno del rio Negro en la cordillera oriental, aceleró el crecimiento de Villavicencio, fundada en 1851, en un cruce de caminos donde llegaban los productos provenientes de los hatos rumbo a la capital colombiana. Villavicencio creció de 44 pobladores en 1855 a 3333 en 1904, superando a La Macarena, San Martín y La Uribe. Posteriormente, tuvo una población en 1940 de 25.555 y en el 2020 ascendía a 555.555 habitantes.
– La mayoría de la hoya amazónica fue desde un comienzo – Tratado de Tordecillas en 1494-, territorio de la corona española, área que extravió sus límites a raíz de la momentánea unión de Portugal y España – 1580 – 1640 y por los posteriores tratados de Madrid 1750, Pardo 1761 e lldefonso 1777. Consecutivamente en la vida republicana durante los siglos XIX y XX, a causa de los problemas internos de los nuevos Estados, extensas porciones de la amazonia, constitutivas de las hoyas de los ríos que nacen en los Andes, se perdieron ante la ordenada y persistente diplomacia brasilera.
– Las comunidades hispanas en la actualidad andinas, estuvieron presentes desde temprano en nuestra historia en la hoya amazónica –Siglo XVI-. Ejemplo de lo anterior es el primer descenso de los Andes al Amazonas, desde Quito vía río Napo, ejecutado por Francisco de Orellana en 1541. Precisamente en las refriegas con los Tapuyán, Orellana observó a indias peleando al estilo de las amazonas míticas. De allí el nombre del río de las Amazonas.
Presencia hispana en los Llanos del Meta
La corona española, fue consciente de la necesidad de avanzar hacia las tierras más allá de los Andes y utilizó las comunidades religiosas con expediciones de misioneros con alma de colonizadores. Es conocida la labor de los jesuitas, quienes llevaron catequesis y obra civilizadora, junto a la presencia de la autoridad hispana en defensa de su territorio en áreas profundas de la selva y los Llanos del Meta. En este contexto se enmarca la aventura de Orellana que partió de Quito.
La Corona al fundar e incrementar misiones, coordinadas por diferentes órdenes religiosas, articuló mercantilmente haciendas, lo que condujo a los jesuitas a promover la navegación por los ríos Meta, Orinoco y Amazonas, en dirección al mar Caribe-Océano Atlántico, lo cual se detuvo cuando el imperio hispano expulsó por segunda ocasión a la compañía de Jesús en 1767, reemplazándola por los agustinos recoletos, quienes facilitaron la importación de herramientas y un fluido comercio de harinas y telas europeas, con la contrariedad de los empresarios de Cartagena, historia que se repetiría con el descubrimiento de petróleo en el Meta, cuando se opusieron en 1980 a la construcción de refinerías en los Llanos, los jesuitas fundaron en 1661 la hacienda Caribabare en extensiones del piedemonte y llanuras de Casanare y Arauca a donde desplazaron a sus propiedades, localizadas en áreas cálidas entre 1620 y 1630, ganado cundiboyancense, mutando producto del cambio climático a la raza criolla de piedemonte llanero, gestora luego de la casta criolla casanareña, adaptada a los humedales bajos o esteros. Caribabare fue el factor de expansión ganadera, de allí se irradiaron bovinos y caballos para las haciendas Tocaría y Cravo en Casanare de dominio de la compañía de Jesús, con extensión de 1.500.000 hectáreas, compuesto de un hato de 27.000 semovientes y 10.000 caballos, sin contar los cimarrones, reses implementadas silvestremente cuando los religiosos tuvieron que abandonar los llanos orientales.
A partir de 1810, fragmentada La Gran Colombia, emprendedores de Casanare y Arauca, promovieron el surgimiento de un ganado de tamaño pequeño, color negro y amarillo, cuernos grandes, patas delgadas y fuertes, adaptado a las sequías y periodos de inundaciones y temperaturas de 37 grados centígrados, bautizado criollo casanareño. Paralelo en el piedemonte del Meta, creció uno de cuerpo delgado, cuello voluminoso, anca caída, costillas arqueadas, cabeza grande, orejas pequeñas y peludas, color negro o marrón, denominado san martineño.
Las dictaduras en Venezuela a inicios del siglo XX, obligaron al desplazamiento de sus ganaderos rumbo al Casanare, los bovinos traídos por estos, ocuparon las sabanas de los municipios de Hato Corozal y Paz de Ariporo, que se cruzaron con el criollo casanareño. El traslado motivó la creación de Puerto Rondón y el surgimiento de los hatos La Victoria y Paso Real entre 1916 y 1925. A principios del siglo XXI se calculaba que en Casanare y Arauca había 2.222.222 bovinos endémicos, engordados en el piedemonte del Meta, destinados a Bogotá para su consumo.
Elementos políticos
En el aspecto político la vocación amazónica de los Andes y los Llanos del Meta está caracterizada por los puntos siguientes:
– Falta de integración y desarrollo de sus áreas amazónicas y la ausencia de obras para consolidar la unidad geopolítica en la región actualmente dividida en condominios territoriales vecinos.
– Necesidad de conformar la viabilidad hídrica de sus territorios con los ríos Meta, Orinoco y Amazonas, a fin de integrar sus economías y afianzar los viejos vectores de comercio del Atlántico y las cambiantes situaciones de África Occidental, incentivando así la factibilidad de la promocionada alianza del Atlántico Sur, consolidando de paso las relaciones con el mundo árabe a través del Reino de Marruecos.
– Obligación de modificar el sentido centrípeto del desarrollo amazónico- brasilero hacia un concepto bifocal, teniendo como eje común al Meta. Orinoco y Amazonas.
Conceptos perfilados:
Desarrollo integrado. El territorio amazónico de los países andinos pertenece a la misma entidad geográfica, su desarrollo obedece a un criterio regional unitario y no a la particularidad político-administrativa.
De allí la importancia de la carretera marginal de la selva o los canales interiores para la comunicación directa entre las hoyas de los ríos amazónico-andino-llanos del Meta, que abrirían paso a una colonización controlada, dentro de la tipología de desarrollo ribereño.
Conectividad fronteriza. En las áreas limítrofes de la amazonia andina, deberían extenderse en su prospectiva a toda la región, a fin de producir no solo la unión física-económica de nuestros territorios, sino la disminución de costos; la composición y ensamble de las obras que desarrollarían una economía de escala.
Vector amazónico-andino-atlántico. Los vectores de movilización y utilización de las vías hídricas amazónica-andina se dirigen y confluyen en el gran rio. En consecuencia, dichos vectores deben continuar a través del rio y finalizar en el punto de desembocadura natural en el Océano Atlántico. Esta constante indica que la geografía ha determinado que el territorio de los Andes utilice al Amazonas como ruta para conectarse con la fenomenología económica, emergente en el Atlántico, océano históricamente eje del acontecer económico mundial; y es a partir de las bocas del Amazonas-Orinoco y Meta, donde surgen flujos naturales de conexión e intercambio con el Atlántico Norte, Mediterráneo, costa occidental africana y la vía oceánica del Cabo de Hornos, considerada de vital importancia geoestratégica. En la parte sur del Atlántico aparecen por separado de las costas del Uruguay y argentina (con la desembocadura del río de La Plata), las cadenas insulares sub antárticas, base y puerta de entrada hacia el dominio del continente antártico.
Las vicisitudes político-históricas contemporáneas presionan hacia la necesidad de formar una alianza del Atlántico Sur, con el fin de defender la mencionada área geopolítica vital, de la intromisión y manejo de intereses hostiles en nuestro continente. Al afianzarse la presencia de Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela y Bolivia en el Atlántico, por intermedio de los ríos Meta, Orinoco y Amazonas, su voz tendrá que ser escuchada en el concierto internacional.
Juicio del cuadrante Andino-Amazónico-Atlántico y Llanos del Meta
Cuando los países de la subregión realizaron un esfuerzo para superar el aislamiento de la economía mundial al adoptar en la década 1990-2000, esquemas de liberación comercial y reformas económicas, la competencia de elementos extranjeros en el mercado interno fue más intensa y la productividad se transformó en variante estratégica como vía de sostenimiento de la Comunidad Andina de Naciones y factor de éxito en el mundo.
Bogotá, Caracas, Quito, Lima y La Paz con los Llanos del Meta, tienen el desafío de convertirse en los centros de la internacionalización, superando sus falencias en lo social, económico, político y estructural. Es el caso de Bogotá, la ciudad más industrializada de Colombia; aislada en un alto porcentaje del comercio mundial por causa de su precaria y distante conexión con los puertos. El 60% del valor de sus exportaciones –que sale por vía aérea-, lo hace por un aeropuerto que es insuficiente para atender la demanda del Siglo XXI.
Por ello, se explora la alternativa de un operador logístico aéreo en Villavicencio, capital del departamento del Meta, territorio que es un enlace natural, puesto que allí se conectan los andes, con el Caribe-Atlántico, Pacífico y Orinoquia-Amazonia, lo cual optimizaría la comunicación con el mundo”.